Chiles y pimientos son las solanáceas como el tomate y las patatas y se encuentran en las cocinas de todo el mundo: todos pertenecen al género Capsicum, original de América.

Gracias a la genética, aprendimos que se originaron hace unos 20 millones de años a partir de un ancestro común.

Mauro Grabiele, autor de numerosos estudios genéticos y cromosómicos de 22 especies de chiles descubrió que en la evolución del Capsicum se han determinado tres grupos: dos de origen andino, respectivamente, con 26 y 24 cromosomas; y uno procedente de las regiones costeras de Brasil con 26 cromosomas.

Las especies silvestres tienen el potencial genético para ser cruzadas con las de cultivo, a fin de obtener algunas características de importancia económica, desde las propiedades organolépticas (sabor, color, picor) hasta la resistencia a la sequía y a la enfermedad.

 Aunque haya variedades que no son picantes, como los pimientos dulces, picor y calor son las cualidades más deseadas por los consumidores de chile. El picante de los chiles es causado por los alcaloides llamados capsaicinoides, que fueron desarrollados por las mismas plantas para evitar que los mamíferos comieran el fruto,  destruyendo las semillas en su tracto digestivo. El problema no se produce, sin embargo, cuando a comer los frutos son las aves, que de hecho han ayudado a difundir el género en toda América.

Desde hace 10.000 años la domesticación de las diversas especies de chile cultivadas se hizo de forma independiente en las diferentes partes del mundo.

En Perú, los hallazgos arqueológicos más antiguos muestran que el uso del chili fue encontrado en la instalación de Caral, donde se cree que se han desarrollado las más antiguas civilizaciones de las Américas.

Cuatro de los compuestos de la guindilla, incluyendo los flavonoides y los capsaicinoides, tienen un efecto antibacteriano, por lo que los alimentos cocinados con este pueden mantenerse relativamente a largo termino. El chili tiene muchas propiedades anti envejecimiento, siendo un verdadero antioxidante, que promueve la circulación de la sangre y tiene evidentes propiedades anti-inflamatorias. También tiene un efecto adelgazante y nutricional. La capsaicina es capaz de aumentar la secreción de moco de los jugos gástricos y, por lo tanto, promueve la digestión. Estimula la peristalsis intestinal y promueve el tránsito y la evacuación, el paso intestinal más rápido junto con su poder antibacteriano y antifúngico evita la fermentación y la formación de gases y toxinas intestinales, particularmente las toxinas de candida albicans.

Está contraindicado para las personas que sufren de úlcera gástrica o duodenal y la gastroenteritis.