Los radicales libres se forman con la presencia de oxígeno y son moléculas peligrosas y muy reactivas que provocan daños en las células y en los órganos.

Estas lesiones en las células provocan envejecimiento de la piel y del organismo. Nuestras células están continuamente atacadas por radicales libres. En personas que tienen colestero alto, diabetes y “barriguita cervecera”,  los daños causados por los radicales libres son más elevados que en una persona sana. En la diabetes aumentan el daño oxidativo a nivel de los tejidos. La acumulación de grasa en el abdomen y la oxidación de esta grasa aumentan la formación de radicales libres. Existe un elevado “estrés oxidativo“.

La mejor defensa son los antioxidantes. El organismo tiene mecanismos  de defensa  que le permiten luchar contra  los radicales libres. Los antioxidantes neutralizan los radicales libres y evitan así que se formen sustancias dañinas para el cuerpo.

El estrés, la contaminación, el alcohol, el tabaco, el exceso de sol por los rayos ultravioletas, algunos medicamentos, la edad, dietas desequilibradas, el deporte en exceso, son factores que facilitan la formación de radicales libres.

Si la concentración de estos radicales libres es muy elevada y el organismo no tienen suficientes antioxidantes para combatir estos radicales libres, entramos en lo que se conoce como “estrés oxidativo”. Y es en esta situación cuando facilitamos la aparición de enfermedades y el envejecimiento de la piel y el organismo. El organismo sin suficientes antioxidantes va perdiendo la capacidad de protegerse.

¿De dónde obtengo antioxidantes?

Algunos antioxidantes son fabricados por el organismo y otros provienen de la alimentación. Consumir frutas y verduras que sean ricas en vitaminas, minerales y compuestos fitoquímicos frena la formación de radicales libres.

Es muy importante aportar constantemente  antioxidantes porque las células están continuamente agredidas por los radicales libres.

En la actualidad, por la forma en que vivimos y a partir de 45 años, la alimentación no nos aporta suficientes antioxidantes. Por ello, es mejor recurrir a complementos alimenticios.

Diabetes y antioxidantes

En el caso de la diabetes, aumenta la formación de los radicales libres procedentes de la peroxidación lipídica porque hay un déficit de antioxidantes.

Los pacientes diabéticos tienen los niveles de vitamina E muy bajos y unos niveles extremadamente elevados de radicales libres. Esto según un estudio que compara pacientes diabéticos con individuos que gozan de buena salud. Los pacientes diabéticos tienen una actividad antioxidante muy reducida.

¿Dónde encuentro estos antioxidantes?

Actualmente existen comercializados muchos productos con un conjunto de antioxidantes bien en forma de cápsulas o de zumos. Si tomamos un conjunto de antioxidantes siempre obtenemos mejores resultados que tomando los antioxidantes de forma aislada.

Mencionaremos algunos antioxidantes:

Carotenoides: beta-caroteno, licopeno, alfa-caroteno, luteína, cantaxantina, astaxantina

Los carotenos los encontramos en zanahorias, tomates, en frutas y verduras de coloración roja y amarilla, hongos, algas y en verduras oscuras como el brócolis o espinacas.

Vitamina C o ácido ascórbico

La vitamina C es un potente antioxidante, quizás el más conocido. La vitamina C  aumenta las defensas, interviene en el metabolismo de lípidos ayudando a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos. La vitamina C regula los niveles de azúcar en sangre. Y también actúan en sinergia con componentes “quema grasas“, disminuyendo la masa grasa.

Vitamina E: tocoferoles, tocotrienoles

La vitamina E es una vitamina soluble en las grasas. La vitamina E tiene un papel importante como antioxidante a nivel de las membranas de las células y antioxidante de colesterol malo o LDL. Un suplemento de 200mg de una mezcla de tocotrienoles reduce el colesterol total  y el LDL colesterol.

Cuando el estrés oxidativo es elevado, varían los niveles de azúcar en sangre. Es el caso de un paciente con diabete o de una persona bajo el efecto del estrés, aquí el aporte de vitamina E regulan el nivel de azúcar en sangre. La vitamina E también disminuye los dolores de la regla, los sofocos y sudoración en la menopausia, es cicatrizante, mejora la circulación sanguínea y ayuda en problemas de infertilidad.

La vitamina E la encontramos en los aceites vegetales de soja, girasol y maíz, en las avellanas, pipas de girasol y en los cereales completos y germen de trigo.

Importante es saber que existen ocho formas químicas diferentes de vitamina E y que actúan en sinérgia, siendo parte del sistema de defensa natural antioxidante del organismo.

Otros:

Tè verde, acai, noni, semillas de uva, resveratrol, alpha-lipoico o selenio.